Hay cosas que han de cumplirse. Y una de ellas, de las más
importantes, es saber que estamos obligados, y más si ya los años nos andan
blanqueando las sienes y debilitando las fuerzas, a sentarnos un día frente al
espejo de nosotros mismos y ser agradecidos con todas las personas que se han
cruzado por nuestra vida, y más en concreto con aquéllas que nos dieron algo
desde el cariño.
Y el autor de Maranatha
así quiso hacerlo. Y sucedió lejos de aquí, en la soledad de un parque de
Bruselas con lagos en los que danzaban patos y cisnes en una perfecta orgía de
belleza y serenidad. Y fue tan sencillo como emotivo. Sólo bastó que, en esa
soledad, se mirara dentro de sí mismo…, para desde ahí, desde lo más hondo del
alma, dar las gracias a quien desde siempre ha compartido y comparte con él su
vida…, y al mismo tiempo dar las gracias también a todos sus amigos. Amigos que
son todos aquéllos y aquéllas que, de una forma u otra, desconocidos e incluso
desconocidos, con más o menos fuerza, por más o menos tiempo, con mejor o peor
final, se han cruzado en su camino…, se cruzan y se han de cruzar.
Y toda esa emoción sentida brotando del espejo íntimo, entre
la arboleda y la quietud del agua, los patos y los cisnes, la recogió en su
corazón con el fin de que no se perdida cual humo en la tarde y con el deseo de
dejarla caer lentamente, por muchos días, sobre la hoja transparente de su
imaginación dramática hasta darle forma de libreto y ser representada en los
escenarios bajo el título de AMOR SIN
TIEMPO.
Y la obra, ya saben, se estrenó, con fin social, por el Grupo Maranatha, en el Teatro Regio de
Villanueva del Arzobispo, el pasado 17 de diciembre, con gran éxito. Éxito que el
autor quiso regalar y ofrecer a todos sus amigos allí presentes. A esos amigos
que fueron también parte de la obra, que fueron, sin proponérselo, actores partícipes
desde sus asientos.
Y en esta fotografía sacada de la primera escena se puede
comprobar. En ese momento el personaje, que simboliza al autor, le anda diciendo
a su esposa, su amor sin tiempo, que mire hacia allá, al frente, donde están esos
amigos a quienes escribe cartas de gratitud, porque ellos son, de alguna
manera, también su otro amor sin tiempo.
Si tiene, amigo, la oportunidad de ver esta obra, no se la pierda.
Entre lágrimas y entre sonrisas, de ella, saldrá siendo más poetas y más
agradecido.
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