Presentación de la Obra Maranatha en Jaén

Presentación de la Obra Maranatha en Jwww.asociacionmaranatha.blogspot.com
MARANATHA

Como obra de teatro, Maranatha surgió de algo tan sencillo como la conversación entre dos amigos: Manuel Moreno Méndez y Antonio Espadas Salido, quienes, a finales de 1981, propusieron a Ramón Molina escribir una obra de teatro para ser representada en Úbeda. Pocos meses después, Ramón leía en el Antiguo Ayuntamiento de la Ciudad De los Cerros, en un acto público y abarrotado de ciudadanos, su texto titulado MARANATHA.
La mayoría de la gente salió de la primera lectura afirmando que llevar aquel contenido a escena era imposible. Sin embargo, aquellos dos amigos no se dieron por vencidos y convencieron a Ramón para que la dirigiera y pusiera en marcha.
Tres meses más tarde, el 27 de marzo de 1982 -Día Mundial del Teatro-, a las 22:45 horas de la noche, se estrenó Maranatha con vestuario alquilado en Madrid, decorados pintados sobre papel, mínimos efectos especiales y rudimentarios artilugios para crear ambiente. Ramón Molina se convirtió además de en director teatral, en protagonista… en Jesús de Nazaret.
Tuvo tanto éxito de público y crítica que volvió a escenificarse una semana más tarde. Comenzaba un camino sin retorno… Aquel mágico año de 1982 se convirtió en el preámbulo de una historia impregnada de satisfacciones en la que Maranatha se ha representado de forma ininterrumpida durante veinticinco años.
Son más de trescientas representaciones en las que el público, venido desde cualquier punto geográfico de la Península e incluso del extranjero, tras reservar sus invitaciones con hasta tres meses de antelación, ha abarrotado cada fin de semana de Cuaresma el Teatro de la Sagrada Familia de Úbeda.
Han sido veinticinco años de ilusión incesante y momentos compartidos entre los cientos de actores que alguna vez formaron parte de su escenificación. Veinticinco años en los que Maranatha, además de ser la recreación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, se constituyó como Asociación y como tal, ha ofrecido su ayuda siempre a quien se la ha solicitado. Ha colaborado con Cáritas, con Cruz Roja, con la Asociación de enfermos de Alzheimer y Esclerosis múltiple... Ha costeado escuelas y comedores en Hispanoamérica… Ha apadrinado a niños de Madagascar… Ha ayudado a menores refugiados sudaneses… Ha organizado numerosos actos culturales, literarios y musicales para promover la convivencia, el arte y la amistad. Y es que veinticinco años dan para mucho. Más aun si poco se sabe del paso de las horas y mucho de esfuerzo y trabajo; si poco, de indiferencia y mucho, de compromiso. Han sido veinticinco años de entrega, dedicación y sueños cumplidos, cuya única, y a la vez impagable recompensa, es haber formado parte de una familia que conocía muy de cerca cuáles son los valores cristianos y sabía compartirlos. Maranatha triunfó y ha perdurado en el tiempo por dos motivos: su autenticidad y trasparencia, y su abnegada persistencia. Maranatha nunca ha dejado de representarse; jamás ha suspendido una representación. No ha habido lluvias, ni nieves, ni enfermedades, ni desgracias que hayan logrado cerrar el espacio. Sirva como testimonio, bajar del cementerio de enterrar a mi abuelo paterno el Sábado Santo y actuar minutos después; y mi padre, como siempre, en el papel de Jesús, con más entrega, si cabe, que nunca.
Gracias a estas dos cualidades, fue adquiriendo una repercusión que creció poco a poco con nuevos proyectos. Entre ellos, el estreno en 1991 y con motivo del IV Centenario de la Muerte de San Juan de la Cruz en Úbeda, de Una llama que no cesa. Según mi criterio, la mejor obra teatral de Ramón Molina desde el punto de vista escénico y de la construcción del texto, los espacios y el juego de tiempos. Esta nueva obra, Una llama que no cesa, inauguró un nuevo sendero para el grupo: Maranatha escenificaba por primera vez un texto que no era la Pasión y, por primera vez, actuaba fuera de la Ciudad que la vio nacer. Así, viajó, entre otras ciudades, hasta Ávila, Burgos y vino también aquí, a Jaén.
Después de Una llama que no cesa, llegó en diciembre de 1998, Natividad, centrada en el nacimiento de Jesucristo y complemento necesario de Maranatha.
Casi al mismo tiempo, la Orden de los Trinitarios le encarga a Ramón Molina una obra sobre la vida de su reformador, San Juan Bautista de la Concepción. La escribió en el Convento de San Carlino en Roma, donde se recluyó, invitado por los trinitarios, como un monje más. Y en febrero de 1999, se presentó en Valdepeñas (Ciudad Real), Liberación. Con ella, Maranatha hizo una gira por toda España y viajó hasta Argentina y Roma, donde el grupo fue recibido en Audiencia Privada por su Santidad Juan Pablo II en su residencia veraniega de Castel Gandolfo.
A estas dos obras sucedió El afortunado, estrenada en 2002 en el Teatro Darymelia de Jaén, como parte de un proyecto cuyo único fin era poner a disposición de cualquier ciudad que la solicitara y de forma gratuita, esta función para conseguir beneficios para una entidad, parroquia, cofradía u organización no gubernamental necesitada, bajo el lema: “Ayudar a los que ayudan”. Gracias a El Afortunado, conocimos a Pepe Paulano y a algunos de vosotros, quienes pedisteis a la Asociación Maranatha que la representara de nuevo en Jaén cuatro veces, para ayudar a la Hermandad Sacramental de Jesús en su Santa Cena y María Caridad-Consolación.
A todos los que alguna vez hemos formado parte de ella, Maranatha nos ha regalado momentos inolvidables, llenos de reconocimiento. Sin embargo, como no puede ser de otro modo, a lo largo de todo este tiempo, la Asociación ha vivido periodos de grandes dificultades y ha debido superar circunstancias adversas, indiferencias, incomprensiones, negativas y por qué no decirlo, instantes de decepción y tristeza. Tal vez, para mí, el más doloroso se produjo en 2007, cuando por motivos de salud, mi padre tuvo que dejar la presidencia y dirección de Maranatha, un proyecto al que había dedicado su vida.

Año y medio después, ya recuperado e inmerso en el estreno en Jaén de su última creación teatral, Resurrexit, que completa su gran trilogía sobre Jesucristo, los que estaban en la Asociación decidieron no continuar en la responsabilidad, y se vio obligado a hacerse cargo de nuevo de la obra Maranatha.
Ante la situación creada, y teniendo en cuenta las carencias escénicas del teatro en el que se había representando hasta entonces la Pasión, Ramón se encuentra en una encrucijada: dejarla morir o buscar nuevos caminos. Y como él sólo sabe de siembras, encontró en Jaén el terreno abonado. Aquí tenía un grupo de amigos, el Grupo de Teatro Santa Cena. Con ellos había estrenado en el Nuevo Teatro Infanta Leonor en abril de 2009, Resurrexit, con gran éxito, y hallando el coraje, apoyo y afecto de sus integrantes, que le animaron a seguir adelante, optó por el esfuerzo de volver a ponerla en marcha. Pero esta vez, en Jaén. Pepe Paulano, artífice de Resurrexit, se encargó de todo lo demás. Y, como siempre, hizo que las dificultades se convirtieran en habilidades, las dudas en convicciones, y las sombras en luminosidad.
Desde aquí, he de darte las gracias, Pepe, primero porque sin ti, no se habría estrenado Resurrexit. Y segundo, porque sin ti, Maranatha probablemente hoy aún andaría reposando en el silencio de la espera.
Pepe es el pilar básico del renacer de esta obra. Como también lo son mi padre y mi madre, Juani, a quien he visto largos días y noches, pensando, diseñando bocetos, comprando y confeccionando cada túnica, cada manto, cada detalle, mientras responde amablemente siempre todas las llamadas telefónicas interesándose por las representaciones…
Maranatha vuelve. Esta vez en un nuevo teatro, con nuevo vestuario, nuevas luces, nuevos decorados, nuevo atrezo e incluso con nuevo público, expectante para ser sinceros, y he aquí un dato que quizás os guste saber, un público que vendrá de muchas provincias, también de Madrid, desde donde se han reservado 60 entradas, dispuesto a visitar Jaén de paso y pernoctar en uno de sus hoteles…
Pero Maranatha también regresa con nuevos actores. Sin ellos, poco se podría haber hecho. Vosotros no habéis dudado en convertiros por unas horas en personaje, por insignificante que parezca, pero igualmente imprescindible, para dar vuestro testimonio de fe. Sois vosotros, los actores, además de todos los que estáis colaborando en decorados, música, ambientación, vestuario, propaganda, entradas, y luchando porque esto se haga realidad, los verdaderos protagonistas. Vuestra actitud debe ser doblemente reconocida: por ser tan generosos y tan valientes. Sabed que ese esfuerzo no será en vano; que esas horas de ensayo cada noche, incluso sábados y todos los domingos, no caen nunca en saco roto. Ramón conoce vuestra valía, sacrificio, ilusión y entrega. No obstante, sin duda, quien más lo sabe, es Dios. Y Él os lo recompensará, dándoros “el ciento por uno”. Gracias a todos. Gracias también porque habéis conseguido que la noche oscura se haga luz en mi padre.
Maranatha está a punto de ser reestrenada. Apenas quedan unas semanas, y eso es motivo de alegría, nervios y temores, pero también motivo de responsabilidad. Ya se ha dado el primer paso hacia la meta: la presentación de un cartel en el que, además de resplandecer un Cristo impresionante, vuelve a brillar un nombre, un título, una palabra impregnada de historia: MARANATHA.

María Jesús Molina