¡Oh
hermosura que excedéis
a
todas las hermosuras!
Sin
herir dolor hacéis,
y
sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.
el amor de las criaturas.
Fue en ese lugar de ilusiones juveniles, de silencios meditados que en otro
tiempo acogieron el alma del Perdón de Cristo y ahora la de su Buena Muerte,
donde el sábado hiriome una flecha. Una flecha de amor llena, lanzada con la
certeza de mis santos místicos a los que antes quería y ahora amo. Ni contarlo
podemos los que allí fuimos alcanzados por la afilada hoja de la palabra en la
pluma de Ramón Molina. No se pude explicar, precisamente con palabras, cuando
Dios, valiéndose en este caso de una obra de teatro, te sacude el alma y caes más
que nunca en tus errores deseando ya sólo la reconciliación plena. Lo que
sucedió, no sobre unas tablas, no sobre un escenario, sino sobre el espacio
dedicado a la memoria perpetua del sacrificio sagrado, no fue sino una
experiencia mística llevada de la mano de mujeres y hombres empapados del
profundo espíritu del carmelo, la entrega generosa de un grupo de personas que
saben compartir su fe cimentada sobre la experiencia de la oración.
El próximo sábado volverán a cargar luces, cables y equipos y volverán a
recitar sus versos y a llenar con su poder otros espacios de oración.
Terminarán, recibirán el aplauso y la admiración de otros públicos y marcharán
de nuevo a Úbeda, así cada fin de semana, sin pedir nada a cambio para ellos
pero siendo felices por darlo todos para los demás. Ese es el secreto, la
fórmula magistral del éxito de Maranatha.
Gracias Ramón, Juani, Belén, Lola, Isabel, Jesús, Blas, Cripri, Josefina,
no por lo que nos disteis sobre el presbiterio, sino porque lo que nos habéis
dado sobre la vida. Y gracias una vez más al colegio de la Compañía de María
por prestar su espacio, a la Comunidad de Religiosas y a su Director Titular
José María Campos; a José Cáceres Fuentes que hizo de “hermano portero”; a
María del Mar Felices y Manuel Jesús González de la empresa Tu y Yo Ceremonias
que dieron lo mejor de sí; a Trini que puso las flores; a los acólitos que
trajeron la luz e inundaron con fragante incienso de pasión el lugar, Ricardo,
Antonio y Javier; a las jovenes que repartieron los folletos y entregaron los
ramos, Mª Ángeles, Mª del Mar y Sara… Gracias.
A Pepe Campos y a Paulino Moriñígo
que escogieron este sábado para subir a cantar maitines en el cielo
PUBLICADO POR ACTOS DE CLAUSURA
V CENTENARIO TERESA DE JESÚS.
Ver:
teresadejesusprovidentia.blogspot.com.es
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